Nueve horas de vuelo, con apenas 10 minutos de retraso en el despegue, pero que nuestro piloto se encargó de remediar metiéndole chicha al Airbus, llegando a Chicago 5 minutos antes de la hora prevista, y de nuevo, otro record mundial de recogida de maletas y pasar controles de la TSA (se están ablandando estos americanos...).
Total, que a las 15'30 estábamos cogiendo el "chucutren", conocido en Madrid como "metro" pasando por todos los barrios (es que va por fuera, como el metro de la Casa de Campo) de Chicago, que curiosamente tienen nombre de otras ciudades (al menos las paradas de metro, perdón de "chucutren"). De hecho fue donde Santi hizo un amigo pakistaní en el chucutren y fue hablando con él todo el viaje. Santi sabía "inglés" tíos, y nos lo tenía oculto, jajajajajaj. Adjuntamos foto del colega de Santi, ambos por el andén charla que te charla:
Total, que a la salida del metro, nuestra primera experiencia con la realidad americana. Un tio negro, alto, rapado, sin un ojo, nos para y nos pregunta si tenemos hotel .... y luego si sabemos llegar.... y como nos hacemos los tontos, nos intenta hablar en español, nos pide pasta... y Celso le dice "sorry, we have not change". El tío se queda pensando la frase, y le damos la mano, le decimos que "nice to meet you" y ale... arreando calle arriba para el hotel, jajajajajajjajajaja!!!! No hay foto del evento... lo sentimos mucho. Sacar la pedazo de cámara habría supuesto un peligro..
Llegamos al hotel, dejamos las maletas, y a CHICAGO!!!! Lo cierto es que la primera experiencia fue la de ciudad triste, sin vidilla y bastante desprotegida. Esto no es como Manhattan, que cada dos farolas hay un policia. De hecho en los cruces, regulan el tráfico los trabajadores de los hoteles cercanos al cruce. Algo insólito. Por cierto, si alquien quiere ser taxista, esta es su ciudad. Aquí hemos llegado a contabilizar 8 tipos distintos de taxis. Pero todo esto cambió cuando nos dirigimos al centro de ocio de esta ciudad, EL NAVY PIER. De verdad, vale la pena venir solamente por ver este sitio. Si alguien no lo conoce, es un muelle con una Noria enorme que sale en todas las cabeceras de la serie "Cosas de casa". Lo cierto es que el sitio es genial, lleno de tiendas, de sitios para comer, de yates privados en donde puedes cenar por la bahía de Chicago y luego en la terraza echarte unos bailes... en fin, una pasada.
Nuestra peor experiencia fue en la fila de la noria para subirnos a ella. Llegaron dos niñas de 9 años y empezaron a hablarnos. No entendimos NI PAPA, pero NI PAPA. Nos quedamos con un careto... y enseguida las niñas dijeron "never mind" Luego entendimos que eran una familia de 8 personas, y que en la noria solo caben 6 en cada cochecito y nos preguntaban si podían ir con nosotros... cosa que tampoco entendimos. Vaya padres, dejar que sus dos hijas pequeñas (cuando tenían otra mayor y otro chico mayor) fueran con 3 desconocidos....This is the american way of life....
Lo mejor, que estuvimos en un conciertazo en el mismo Navy Pier, un grupo llamado Sixteen Candles, que dió un recital de versiones de EXITAZOS de los 80. De verdad, pedazo de concierto, eran espectaculares, y todo gratis y en un escenario espectacular con todos los yates y la bahía al fondo...ufff, hay que verlo para entenderlo. Y en este concierto descubrimos a uno de los mejores bailarines de USA, seguramente, jajajaja.
Total que nos fuimos a cenar al Giordanos, per había lista de espera de una hora, así que volvimos al hotel, nos duchamos y volvimos al Giordanos para comer su famosa pizza, pero habían cerrado el comedor (aunque había gente cenando...). Así que nos fuimos a otra pizzería donde habíamos visto estas pizzas que son clásicas de Chicago
No pudimos con una entera, nos sobró una porción. Pero estaba, uff, estaba .... RIQUÍSIMA!!. Sin duda una de las mejores pizza que nos hemos comido, y de un estilo absolutamente nuevo para nosotros. El sitio se llama "DUE UNO"
Tras esto nos dirigimos al Hanckock Center, a ver si nos tomábamos una copichuela en la planta 96. Pero cuando llegamos estaban cerrando. Eso sí, subimos las 96 plantas en los 50 segundos que tarda el ascensor (que da hasta dolor de oídos al subir) y admiramos Chicago todo iluminado desde el cielo. Es una imagen increible. En este edificio había un personaje muy entrañable. El portero del Hanckock Center era un señor de raza negra, mayor, alto y delgadito que le dijo a Celso "Welcome to America, welcome to Chicago". En fin, un tío muy majete.
Y con todo esto nos volvimos al hotel para dormir, que ya eran las 2 de la mañana de Chicago, las 9 de la mañana de Madrid. Teniendo en cuenta que nos habíamos levantando a las 7'45, lo de llevar casi 25 horas sin dormir nos parecía suficiente. En el hotel, enseguida el cabrito de Santi se quedó sopa y emepezó a roncar, así que tuvimos que idear el "Nuevo sistema antironquidos portátil y recuperable" el cual ya os explicaremos como funciona, porque funciona. Nos despedimos con dos fotitos más de Chicago, una del río, el cual vamos a recorrer hoy, y otra de Celso y Santi charlando con unos "amigos" a la entrada del MACRO McDonalds.
Estamos bien, cansados, pero muy bien. Seguiremos informando, aunque no creo que el resto de días hagamos resúmenes tan amplios, jejeje. Besos y abrazos para todos, que sabemos que sois muchos los que estáis por España y resto del mundo siguiendo nuestras andanzas.
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