Tras nuestro vuelo desde Los Angeles a Buffalo, pasando por Cleveland, recogimos nuestras maletas y fuimos a por el coche de alquiler. Un malentendido entre "paises" había dado como resultado que nos dieran un coche más pequeño y nos las vimos muy "put....s" para meter todo en el maletero, pero hay que reconocer que en labores logísticas y de ubicación de maletas,creo que podemos montar ya un negocio.
En fin, con todo listo, pusimos ruta a "Niagara Falls"
Como todos sabéis, ( y si no, ya os lo digo yo) estas cataratas no son famosas por ser un gran salto de agua, de hecho apenas superan los 50 metros. No, sobre todo son famosas por su voluminosidad, por el caudal de agua que llevan y porque además son frontera entre Canadá y Estados Unidos. La parte más espectacular es la parte de Canadá, aunque la parte americana es muy bonita también. En conjunto son atronadoras, y de ahí su nombre: "NIAGARA", que en la lengua del los primeros indios habitantes de esta zona (los Iroqueses), significa : TRUENO DEL AGUA.
En Niagara Falls, nombre del pueblo que acoge esta maravilla de la naturaleza, se pueden hacer varias cosas, y nosotros realizamos las más emocionantes.
"Maid of the Mist"
Se trata de un barco (que originariamente, en 1840, era de vapor) que te acerca hasta el lugar donde las cataratas canadienses rompen en el agua. Según se va acercando a las cataratas vas pensando "joer, que pare ya, que nos metemos en todo el lío", y efectívamente, al lío que va. Se queda bastante lejos de la caída del agua, pero es tal la fuerza con la que caen, que hay agua volando literalmente por todas partes. Cuesta tener los ojos abiertos mientras te empapas bajo una lluvia que cae desde todos los lados.
El barco se agita, puesto que las cataratas crean un oleaje superior a muchos de los que hayáis visto en el mar en muchos casos. En fin, es una experiencia genial. La pena no tener algo con lo que asegurarnos que la cámara de vídeo hubiera sobrevivido, porque grabarlo habría sido muy bonito.
Hicimos una parada para secarnos y comer algo tras el viaje en barco. A santi le íbamos perdiendo, y el tío se quedó grogui en el restaurante.
Al final decidimos echarnos media hora de siesta española, typical in the grass (típica en el cesped)
"The Cave"
En las cataratas americanas, alquien debió pensar que contruir unas escaleras que subieran desde el lecho del río hasta donde la madre naturaleza te permitiese estaría genial. Y dicho y hecho. No os podéis imaginar como cae el agua. La parte más alta es espectacular. Una parte de la catarata rompe cerca de unas piedras, a pocos metros de la pasarela de madera.
Es impresionante la fuerza con la que te da el agua, hay que hacer fuerza para no caerte, y eso que solamente te da el agua que rebota de la catarata en las rocas. No quiero ni pensar cómo debe ser que te de directamente ese espectacular caudal de agua. Justo allí, haciendo el gamba y gritando contra el agua, conocimos a dos hermanas canarias con su madre. Las tres muy majas, y por supuesto hay prueba gráfica.
"Cine"
Cogimos también las entradas para una película de 40 minutos donde te van contando cosas muy interesantes sobre las cataratas. Sus primeros habitantes, sus primeros descubridores europeos. Su explotación, su importancia entre la alta sociedad, sus accidentes, y algo muy curioso que se convirtió en una moda con el paso del tiempo. Lanzarse en barril. Sí, hay gente lo suficiente loca como para meterse en un barril lleno de colchones y lanzarse río abajo por las cataratas. La película impresiona, pero cuando ves las cataratas en persona piensas "ni por todo el oro del mundo me meto en un barril y me tiro por ahí". Pues lo ha hecho bastante gente, aunque es ilegal y las multas son de las gordas. Por supuesto, la mayoría han muerto en el intento (jóder, que son 50 metros de caída, y abajo hay rocas, aparte del remolino de agua que se forma...)
Tras salir de ver la peli, que fue en la última sesión, fuimos a echar un último vistazo a las cataratas de noche. Y ... qué belleza, qué bonitas, no te cansas de mirar. Las fotos que os dejo no hacen justicia.
Hay que decir que las hice sin trípode, y de noche...así que creo que tengo suficiente pulso como para robar sonajeros sin que me pillen. De verdad, qué espectáculo tan bonito. Las luces van cambiando de color, y al movimiento natural del agua se añade el de los focos, más la estampa de Ontario al otro lado del río, ya totalmente iluminada (la ciudad)
Iba siendo hora de abandonar este sitio y poner rumbo de nuevo al aeropuerto de Buffalo, para coger nuestro vuelo a Nueva York, nuestro destino final. Dejamos a Celso en la terminal, y Santi y yo nos fuimos a la carretera, a un Mcdonalds que había para pillar algo para cenar, porque en el aeropuerto los precios eran la leche. Tras cruzar 8 carriles de autovía a lo vivo, vimos que estos americanos piensan en todo, y es que han puesto un paso de cebra que va directo a la puerta del
Mcdonalds desde el parking del aeropuerto. La leche...Una vez allí vimos que ya no servían en el comedor, pero sí a los coches, asi que nos pusimos tras el último coche, como si fuéramos peatones motorizados. La chica nos dijo que había una ventana para eso...jajajja. Total, que a la ventana, y nos atiende el primo de la chica de Kentucky de Arizona, esa a la que no entendimos ni una palabra. Pues a este tampoco,pero al final conseguimos nuestra cena. Lo mejor es que mientras estábamos esperando llegó un señor negro de unos 40 años, delgadito y tal, a por su cena. Y se puso a hablar con nosotros. Aquí la gente tiene mucha tendencia a hacer esto, y cuando se dan cuenta de que eres de fuera, siempre les interesa saber si su país nos está gustando. Y bueno, el tío era genial, de cada sitio que le dijimos que había estado, nos contaba algo, y de Chicago nos recomendó un grupo de música de allí, dice que son geniales. Tras 20 minutos de charla nos despedimos de él, con una buenísima sensación. Lo cierto es que es genial este tipo de cosas.
Pasamos la noche en el aeropuerto y al día siguiente por la mañana, facturamos, y rumbo a Nueva York. El viaje perfecto (os recomendamos la compañía JetBlue) y el traslado al hotel, rápido por el metro. Es la ventaja de ir al JFK en avión. Lo malo es que llegamos al hotel a las 9 de la mañana y nuestra hora de checkin eran las 2 de la tarde. Hablamos con el chico del mostrador y nos dijo que solamente tenía disponible una suite para hacer el checkin a esa hora, y que eran 30 dólares más al día. Santi y Celso estaban destrozados (y eso que habían dormido toda la noche mientras yo hacía guardia y acumulaba ese día en Nueva York otras 40 horas seguidas sin dormir, jejeje) Total, que me rogaron cogerla, y la cogimos.
En Nueva York se ha disparado nuestro espíritu consumista, y vamos a tener que estar ahorrando... ni se sabe para recuperarnos de esta, pero eso ya os lo cuento mañana, y os resumo los 3 días que llevámos aquí.
Por cierto, para quien le interese.Volvemos el 24 de Agosto, a las 10'15 de la mañana (Hora Española), en el vuelo6252 de Iberia, en la terminal 4S
Gracias por seguir siendo fieles al blog !!Besitos y abrazos!!
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Se trata de un barco (que originariamente, en 1840, era de vapor) que te acerca hasta el lugar donde las cataratas canadienses rompen en el agua. Según se va acercando a las cataratas vas pensando "joer, que pare ya, que nos metemos en todo el lío", y efectívamente, al lío que va. Se queda bastante lejos de la caída del agua, pero es tal la fuerza con la que caen, que hay agua volando literalmente por todas partes. Cuesta tener los ojos abiertos mientras te empapas bajo una lluvia que cae desde todos los lados.
El barco se agita, puesto que las cataratas crean un oleaje superior a muchos de los que hayáis visto en el mar en muchos casos. En fin, es una experiencia genial. La pena no tener algo con lo que asegurarnos que la cámara de vídeo hubiera sobrevivido, porque grabarlo habría sido muy bonito.
Hicimos una parada para secarnos y comer algo tras el viaje en barco. A santi le íbamos perdiendo, y el tío se quedó grogui en el restaurante.
Al final decidimos echarnos media hora de siesta española, typical in the grass (típica en el cesped)
"The Cave"
En las cataratas americanas, alquien debió pensar que contruir unas escaleras que subieran desde el lecho del río hasta donde la madre naturaleza te permitiese estaría genial. Y dicho y hecho. No os podéis imaginar como cae el agua. La parte más alta es espectacular. Una parte de la catarata rompe cerca de unas piedras, a pocos metros de la pasarela de madera.
Es impresionante la fuerza con la que te da el agua, hay que hacer fuerza para no caerte, y eso que solamente te da el agua que rebota de la catarata en las rocas. No quiero ni pensar cómo debe ser que te de directamente ese espectacular caudal de agua. Justo allí, haciendo el gamba y gritando contra el agua, conocimos a dos hermanas canarias con su madre. Las tres muy majas, y por supuesto hay prueba gráfica.
"Cine"
Cogimos también las entradas para una película de 40 minutos donde te van contando cosas muy interesantes sobre las cataratas. Sus primeros habitantes, sus primeros descubridores europeos. Su explotación, su importancia entre la alta sociedad, sus accidentes, y algo muy curioso que se convirtió en una moda con el paso del tiempo. Lanzarse en barril. Sí, hay gente lo suficiente loca como para meterse en un barril lleno de colchones y lanzarse río abajo por las cataratas. La película impresiona, pero cuando ves las cataratas en persona piensas "ni por todo el oro del mundo me meto en un barril y me tiro por ahí". Pues lo ha hecho bastante gente, aunque es ilegal y las multas son de las gordas. Por supuesto, la mayoría han muerto en el intento (jóder, que son 50 metros de caída, y abajo hay rocas, aparte del remolino de agua que se forma...)
Tras salir de ver la peli, que fue en la última sesión, fuimos a echar un último vistazo a las cataratas de noche. Y ... qué belleza, qué bonitas, no te cansas de mirar. Las fotos que os dejo no hacen justicia.
Hay que decir que las hice sin trípode, y de noche...así que creo que tengo suficiente pulso como para robar sonajeros sin que me pillen. De verdad, qué espectáculo tan bonito. Las luces van cambiando de color, y al movimiento natural del agua se añade el de los focos, más la estampa de Ontario al otro lado del río, ya totalmente iluminada (la ciudad)
Iba siendo hora de abandonar este sitio y poner rumbo de nuevo al aeropuerto de Buffalo, para coger nuestro vuelo a Nueva York, nuestro destino final. Dejamos a Celso en la terminal, y Santi y yo nos fuimos a la carretera, a un Mcdonalds que había para pillar algo para cenar, porque en el aeropuerto los precios eran la leche. Tras cruzar 8 carriles de autovía a lo vivo, vimos que estos americanos piensan en todo, y es que han puesto un paso de cebra que va directo a la puerta del
Mcdonalds desde el parking del aeropuerto. La leche...Una vez allí vimos que ya no servían en el comedor, pero sí a los coches, asi que nos pusimos tras el último coche, como si fuéramos peatones motorizados. La chica nos dijo que había una ventana para eso...jajajja. Total, que a la ventana, y nos atiende el primo de la chica de Kentucky de Arizona, esa a la que no entendimos ni una palabra. Pues a este tampoco,pero al final conseguimos nuestra cena. Lo mejor es que mientras estábamos esperando llegó un señor negro de unos 40 años, delgadito y tal, a por su cena. Y se puso a hablar con nosotros. Aquí la gente tiene mucha tendencia a hacer esto, y cuando se dan cuenta de que eres de fuera, siempre les interesa saber si su país nos está gustando. Y bueno, el tío era genial, de cada sitio que le dijimos que había estado, nos contaba algo, y de Chicago nos recomendó un grupo de música de allí, dice que son geniales. Tras 20 minutos de charla nos despedimos de él, con una buenísima sensación. Lo cierto es que es genial este tipo de cosas.
Pasamos la noche en el aeropuerto y al día siguiente por la mañana, facturamos, y rumbo a Nueva York. El viaje perfecto (os recomendamos la compañía JetBlue) y el traslado al hotel, rápido por el metro. Es la ventaja de ir al JFK en avión. Lo malo es que llegamos al hotel a las 9 de la mañana y nuestra hora de checkin eran las 2 de la tarde. Hablamos con el chico del mostrador y nos dijo que solamente tenía disponible una suite para hacer el checkin a esa hora, y que eran 30 dólares más al día. Santi y Celso estaban destrozados (y eso que habían dormido toda la noche mientras yo hacía guardia y acumulaba ese día en Nueva York otras 40 horas seguidas sin dormir, jejeje) Total, que me rogaron cogerla, y la cogimos.
En Nueva York se ha disparado nuestro espíritu consumista, y vamos a tener que estar ahorrando... ni se sabe para recuperarnos de esta, pero eso ya os lo cuento mañana, y os resumo los 3 días que llevámos aquí.
Por cierto, para quien le interese.Volvemos el 24 de Agosto, a las 10'15 de la mañana (Hora Española), en el vuelo6252 de Iberia, en la terminal 4S
Gracias por seguir siendo fieles al blog !!Besitos y abrazos!!
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